La primera vez que estuve en el "Sector 3", fue de casualidad, acompañando a mi prima María ha hacer la "divertida tarea" de ir a hacer la compra con sus padres. Hay que tener en cuenta que tendría 10 años, pero me gustó tanto el sitio y me lo pasé tan bien, que intenté convencer a mis padres para volver allí algún día.
No recuerdo muy bien como empezó, pero al final cogimos la tradición de ir a un restaurante, que por aquel entonces se llamaba "Patatin Company", mis padres, mis primos Iván y Diana y mis tíos Vicente y Mari y yo, todos los sábados, después de ir a hacer la compra al Alcampo, a comernos un bocadillo (siempre me pedía el mismo, pollo empanado, pero podía tardar una eternidad en decidirme).
Se puede decir que de alguna forma he crecido allí. Al principio mis primos y yo jugábamos a mil y un juegos. En las escaleras mecánicas, descubriendo accesos secretos en los restaurantes, con muchos chicos que se veían mucho por el centro comercial,... y muchísimos más.
Esta foto nos la hicimos en un Fotomatón del Sector 3 y aunque salio muy mal, decidimos quedárnosla para verla cuando estuviéramos tristes o enfadados |
Como era de esperar, nos hicimos amigos de una de las camareras, que se llamaba Angélica que había venido ha España para conseguir dinero para sus dos hijas a las que no vio en 3 o 4 años. Me resultó muy complicado ponerme en su lugar, lo difícil que tiene que ser dejar a tus seres queridos y marcharte sola a otro país para buscarte la vida, por ello comprendo que muchos de los días que hablara con nosotros, se viniera abajo la pobre mujer. No obstante, como era de esperar llegó el día la mujer se marchó. Quedamos con ella para despedirla y fue algo bastante triste, pero estábamos contentos porque se reencontraría con sus hijas.
Pero el "Patatin Company" acabó cerrando, porque su anciano propietario decidió que ya había llegado la hora de dejar el negocio. No obstante tuvimos la suerte, aunque en ese momento nos costó adaptarnos a un nuevo restaurante de que abrieram "Río Duero".
Al principio nos costó bastante adaptarnos, porque al ser un restaurante nuevo, los camareros no tenían mucha experiencia y tardaban muchísimo tiempo en servirnos la comida, si es que la traían correctamente, ya que no había un solo día en el que no tuvieran algún error. Aunque poco a poco nos fue conquistando y así conseguimos mantener nuestro rincón de los sábados.
No obstante, como la situación económica no es la más apropiada y los alquileres de los establecimientos no son para nada baratos, el restaurante que consiguió mantenernos leales, echo el cierre.
Alguien que no ha estado en un sitio así y lo ha apreciado tanto, puede no llegar a entender lo que significó para mí. Pocas son las veces que he faltado a esta semanal cita por hacer otro plan, debido a que se puede decir que es algo sagrado (de hecho la semana que no voy me resulta raro al día siguiente). Pero ¿cómo puede un sitió tan poco inusual, tener un significado tan destacable que te lleve a hacer incluso una entrada en el blog?
Creo que la razón que da más sentido a querer tanto a ese lugar, posiblemente se halle no en el lugar, sino en las personas que lo hacían especial. Con esta especie de excusa, podía ver por una vez en la semana a mis primos y tíos, así como pasar un rato más con mis padres. Creo que hay veces que no sé exteriorizar adecuadamente mis sentimientos, por lo que creo conveniente recordares a través de esta entrada, que les quiero.
En primer lugar a mis padres, porque saben perfectamente el porque y sino se lo repito. No me canso de decir que les agradezco que siempre hayan estado cuando lo he necesitado, me han dado un buen ejemplo a seguir y de alguna manera me han hecho sentirme privilegiado al permitirme una especie de lujos, porque comprendo que no todo el mundo se puede permitir ir todos los sábados a cenar fuera de casa.
En segundo lugar a mis tíos les tengo que agradecer haber estado en muchísimos momentos buenos y sobre todo malos. A mí tío Vicente por ser uno de esos tíos enrollados de los que molan y a mi tía Mari por darme tanto cariño y al igual que mi madre, servirme de ejemplo a seguir, por ser una de esas madres todo terreno, que luchan día a día por su familia, incluso cuando las cosas parecen no tener solución.
En tercer lugar a mis primos, o para mí los hermanos que biologicamente nunca he tenido. Por un lado a mi primo Iván, que puede ser la persona de entre todas estas, con la que más he discutido, aunque eso no cambia que le quiera un montonazo y al que le debo agradecer momentos muy bonitos, además siento y tengo pruebas de lo mucho que me demuestra todos los días.
Y como no a mi prima Diana a la que he querido y quiero con locura. Me ha demostrado muchísimo en los 12 años que la llevo conociendo, por el cariño y aprecio que siempre me ha dado. Además la admiro y he aprendido muchísimo de ella, y creo que en el futuro va ha conseguir cualquier meta que se proponga, ya que es una buenísima sucesora de sus grandes antecesoras.
Llegados a este punto y tras darme cuenta de lo mucho que puedo llegar a estar aburriendo, tengo que decir que me doy cuenta que no por el echo de que se cierre nuestro restaurante, nuestra relación se va ha acabar, porque siempre hay que recordar que no hay nada especial que alguien no lo haya hecho posible.